lunes, 4 de julio de 2011

Los Juegos Olímpicos II

En el primer capítulo dedicado de los Juegos Olímpicos vimos la génesis del santuario y como éste, poco a poco, se convirtió en un lugar de fuerte atracción para muchos griegos. Después las multitudes congregadas allí convertieron aquel sacro lugar en un lugar idóneo donde las hazañas se hacían eco.

Aquí veremos las instalaciones de Olimpia para las competiciones y el desarrollo de éstas.

Instalaciones

Tres eran las zonas para tres distintos conceptos. La sacra, la profana y la de competición.

El Altis era el recinto sagrado por excelencia. Allí se veneraban a los dioses Zeus, Hera y Gaia; y a los héroes Pelops y Heracles. Varios edificios acompañaban a la veneración de estas divinidades. El llamado Heraion (el templo dedicado a Hera) y el bouleuterión (sede del Consejo Olímpico). Dentro de ese mismo recinto había un espacio con unas características especiales: una veintena de olivos representaban el culto al olivo sagrado.

Al oeste del Altis estaban los edificios complementarios para los atletas: residencias, gimnasios, zona de baños y comedores.



Reconstrucción ideal de Olimpia en época helenística.

Al sur del Altis se hallaba el llamado Prado del Festival; un espacio vacío durante el resto del año pero que emergían, como hongos, multitud de tiendas, tenderetes y demás pertrechos humanos en la época de los Juegos.

Al este, tanto del Altis como del Prado del Festival, dos enormes espacios servían para la competición. Uno era el estadio y el otro un llano usado como hipódromo para las carreras hípicas. Aquí era el lugar donde se juntaban atletas y espectadores.

Comentar que, como todo, el santuario fue evolucionando con el tiempo. Se añadieron estructuras y se mejoraron las más vetustas. Pero la planimetría básica se mantuvo intacta.




Pista del estadio de Olimpia


Pruebas

La competición se convirtió en la base de todo el festival. Dividían las competiciones en los llamados agones. Sería la voz griega equivalente a certamen (lucha entre dos adversarios).




Salto de longitud


Así había agones atléticos, luctatorios e hípicos.

Agones atléticos: carreras de distintas modalidades, salto de longitud, lanzamiento de disco y de jabalina. Las pruebas fueron evolucionando con el tiempo. La medida básica era un estadio (unos 192 metros).

Las carreras: la de velocidad era la más antigua, constaba de un estadio. El díaulo era una prueba también de velocidad para de ida y vuelta al estadio. El dólico consistía en una carrera de resistencia: llego a tener 4600 metros. Finalmente se añadió la hoplitodromía: correr con el armamento utilizado para la guerra (escudo, casco y grebas), una prueba durísima, sólo apta para los más hercúleos.



El discóbolo de Mirón


Agones luctatorios: correspondían a la lucha, el pugilato y el pancracio.

El objetivo en la lucha era derribar al adversario mediante agarres y presas y se podían utilizar las piernas; sería el equivalente a la lucha libre Olímpica. El pugilato se correspondería con el boxeo actual. El pancracio, finalmente, sería análogo a las artes marciales mixtas.

Agones hípicos: carreras de carros y de caballos.

Las carreras de carros constituían el culmen de los juegos. El carro podía ser tirado por dos caballos (biga) o por cuatro (cuadriga).



Las carreras de cuádrigas; las más espectaculares y esperadas del certamen.

La competición por excelencia era el llamado Pentatlón; cinco pruebas y un solo ganador: carrera de velocidad, salto de longitud, lanzamiento de disco, de jabalina y lucha.

Con los años se añadieron concursos de heraldos y trompeteros. Finalmente, también, competiciones musicales.




Bibliografía:
Sinn, Ulrich- Olimpia, 2001 acento editorial
López Melero, Raquel- Así vivían en la Grecia Antigua- 1994, Anaya.

2 comentarios:

Bea Magaña dijo...

Otra genial exposición, Jordi, aunque debo decir que en Tres Profecías esta parte está perfectamente descrita y explicada.
Lo mejor es que en Tres Profecías, además de "clases de Historia", tenemos una historia fantástica de la que disfrutar.

Aunque quiero saber más de la Atlántida...

Jordi Nogués dijo...

Gracias, Bea; tus comentarios siempre son gratificantes y puntuales.
Y para la Atlántida, Éter; allí se describe de manera más profunda el mítico continente.
Un abrazo y gracias por pasarte por aquí.